Cualquiera sea tu edad, te pido que
me acompañes a realizar un ejercicio con la imaginación.
Esto nos compete a grandes y a
chicos.
Me permito decirte que será
maravilloso si lo lees en familia.
Supón que te invitan a una reunión o
charla.
Llegas a un lugar que puede ser
grande o pequeño, con mucha gente o con poca. No importa.
Al llegar alguno o algunos de los
presentes te reciben con un cálido saludo y una sonrisa.
Observas a los que están allí y ves
que sus rostros se fijan en ti y adviertes cierta dulzura en su mirada.
Puedes ver en ellos que están felices
de que te encuentres allí.
Quizá haya otros junto a ti que por
primera vez visitan el lugar.
En pocos minutos se iniciará alguna
forma de disertación. Quizá breve, quizá extensa...
Comienzan a hablar hacia todos los
presentes en general, o específicamente a ti y a otros como tú, sobre cosas que
te resultan gratificantes, simples de entender, alentadoras hacia el futuro y
dignas de ser escuchadas por todos.
También pudiera ser en cambio que
hablen de una forma especial, a veces un poco incomprensible, misteriosa, como
si se tratara de un secreto, confidencialmente, como si fuera una información
clasificada para pocos.
Puede que los integrantes habituales
de la reunión intervengan en la exposición con alguna pregunta o con alguna
respuesta.
Si alguien del lugar se encuentra a
tu lado, es probable que cada tanto te aclare, con dos o tres palabras, algo de
lo que se está exponiendo si advierte o considera que puedes tener alguna duda.
O tal vez tan sólo te hable movido por el entusiasmo del discurso y de tu
presencia.
Es importante que te des cuenta que,
normalmente, estás en el lugar por tu propia voluntad. Por el fruto de una
invitación de un ser querido o conocido, o motivado por un anuncio muy
interesante sobre un tema que te atrae, o por la necesidad de escuchar algo que
te saque de alguna forma de dolor personal.
Como sea, no estás allí contra tu
voluntad.
No es extraño entonces que encuentres
atrayente la reunión, la gente y los enunciados expuestos.
Si ello no sucediera, esperarás a que
termine o te retirarás pronto, sin más demoras. No te interesó y entonces
vuelves a lo tuyo.
Pero si la charla te atrae, si la
gente del lugar te resulta particularmente afectuosa, si los enunciados, las
propuestas, las ideas que se exponen tienen alguna semejanza con tus actuales
puntos de vista, y más aún: si el mensaje escuchado toca tu corazón en un
momento muy particular de tu vida (una pérdida, una separación, una enfermedad,
un fracaso, etc.), si estás pasando por un momento difícil, entonces es muy
posible que vuelvas al lugar, que te vincules con su gente, que sientas que
allí encontraste lo que necesitabas.
Seguramente, estarás pensando que
sería maravilloso que algo así nos suceda cada vez que necesitamos ayuda,
comprensión, guía, amor genuino.
No te diré que sea imposible.
Hay grupos de personas verdaderamente
solidarias hacia otras, sin ningún interés económico ni segundas intenciones
ocultas. Pongamos por caso: los bomberos voluntarios; los grupos de autoayuda
para drogadictos, suicidas, alcohólicos, enfermos terminales; grupos comunales
que organizan comedores para niños o grandes indigentes; e importantes
comunidades religiosas que brindan su solidaridad no sólo entre ellos mismos
sino también hacia otros ajenos a su fe.
Pero debes tener presente que también
hay quienes se aprovechan de nuestra necesidad de amor, compañía, identidad,
sólo para su propio interés materialista.
Entonces, en este mundo tan
necesitado de amor, donde tenemos que estar tanto tiempo separados de nuestros
seres queridos, donde la lucha por la subsistencia nos agota, no podemos darnos
el lujo de dejar de pensar en hacer lo mejor para nosotros.
¿Y de qué forma podemos hacer lo
mejor para nosotros?. Pensando lo que hacemos, lo que hicimos y lo que vamos a
hacer.
En medio de tanta confusión que suele
invadirnos, no podemos permitirnos estar confundidos.
Tenemos que aprender a reconocer lo
verdadero de lo falso.
Hay señales que delatan a los que
pretenden defraudarnos y debemos prestarles toda nuestra atención.
Sus características, habitualmente,
no se hacen visibles en los primeros contactos; pero a poco de asistir con
cierta frecuencia comenzaremos a entrever algunas de las siguientes
particularidades:
·
Hay un líder que sustenta una
autoridad especial.
·
El líder acostumbra tener la última
palabra.
·
Es visto como alguien que está por
encima de los miembros de la organización, sin posibilidad de discrepar con sus
criterios.
·
Quizá hay una elite de personas en
los que se depositan todas las decisiones del grupo.
·
Se pregona que el grupo está por
sobre el individuo.
·
Se procura obtener bienes materiales
de los miembros del grupo.
·
Se determina qué es una buena
compañía y qué una mala, llegando al extremo de pensar que cualquiera que no es
del grupo es peligroso.
·
Se determinan las lecturas, los
espectáculos, los gustos y las formas de vestimenta y comportamiento general de
los integrantes del grupo.
·
Se dictamina que uno de los objetivos
principales es buscar nuevos adeptos.
·
Se incita a los miembros a considerar
su misión como la más importante, al extremo de representar un elemento vital
para la salvación del mundo.
·
Se tiende a separar. Si hace falta se
invitará a dejarlo todo para salvarse dentro del grupo, porque la verdad y la
salvación están allí.
Hay más cosas posibles.
Imaginemos que nos dan una publicación
que utilizan los integrantes del grupo para el estudio de sus ideas o
creencias:
·
¿Están sus párrafos identificados con
números o letras que se corresponden con preguntas impresas al pie para que
luego de leer, respondamos?.
·
¿Acaso, sin que estén numerados los
párrafos, se advierte que tras cada uno de ellos se inserta una pregunta
vinculada a la oración precedente?.
·
¿Suelen estar diagramados los textos
y el cuestionario de tal manera que no haya otra posibilidad que una sola
respuesta?. Por ejemplo: “Nuestro Líder, con la claridad de sus palabras y
constante ejemplo de vida, nos invita a sumarnos a su misión, y nosotros
siempre somos conscientes que esa es nuestra obligación”. Preguntas: “¿Qué
caracteriza a nuestro líder?; ¿Cuál es
nuestra obligación frente a las palabras y el ejemplo de nuestro líder?; ¿De qué debemos ser siempre concientes?”.
Otro elemento a considerar: La
organización vende a sus integrantes material bibliográfico (libros, revistas,
folletos) a un precio levemente inferior a los del mercado. Sin embargo,
dispone de locales propios o cedidos sin cargo (no alquila); tiene subsidios
otorgados por el estado o aportes de sus propios miembros para enfrentar gastos
de mantenimiento; la mano de obra para la elaboración del material es brindada
por algunos adeptos sin cargo, como una contribución voluntaria; la cadena de
distribución es gratuita ya que la efectúan los propios seguidores; todo lo que
se imprime se vende porque todo lo compran los integrantes que lo revenderán o
lo regalarán a personas interesadas que quizá se sumen mañana.
Entonces, hay una ganancia
sustancialmente mayor que la que acompaña a una editorial de libros o de
revistas que paga alquileres, operarios, mantenimiento, distribuidores,
publicidad y no vende todo lo que imprime. ¿Quién rinde cuentas de lo que se
hace con lo que puede significar una monumental ganancia?; Si esa ganancia es
derivada para ayuda a la comunidad ¿Quién y cómo verifica y da fe de este acto
altruista?.
Hay mucha confusión en el mundo. Que no
te confundan.
Todos debemos encolumnarnos atrás de
la búsqueda de la Verdad no de personas que digan tenerla.
Las ideas están para ser escuchadas o
leídas, pero todas deben ser: meditadas, pensadas, razonadas. No podemos dejar
librado al azar nuestro destino.
Tenemos todas las neuronas que
necesitamos para pensar con seriedad, con responsabilidad, haciéndonos cargo de
nuestros pensamientos y resoluciones.
No debemos permitir que se aprovechen
de nosotros. Debemos ayudar a que este sea un criterio general.
Por eso, debemos trabajar juntos para
favorecer el crecimiento de la Verdad y de la Justicia sobre la base de nuestro
abnegado esfuerzo personal y conjunto, respetando la diversidad de ideas,
trabajando sobre los acuerdos alcanzados, respetándonos los unos a los otros
sinceramente, con actos concretos de entendimiento y de convivencia.
Otro mundo mejor para todos es
posible y no depende de unos pocos iluminados o unos genios o un milagro. Un
mundo mejor para todos es el fruto del trabajo de todos, interesados siempre en
la Verdad y en la Justicia.
Foto tomada y tratada por el autor |
“EL MENSAJE”. Autor: Daniel Adrián Madeiro *** Este material puede ser copiado, impreso, difundido etc. sin cargo, libremente. El autor no autoriza su uso comercial. --- Copyright © Daniel Adrián Madeiro. Todos los derechos reservados.
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