Aquel
anciano se presentó ante mí y me dijo: “Soy un agricultor y quiero que
recuerdes mis palabras. Si aprendes de mi arte, todo cambiará para siempre.
Primero: no debemos depender de la suerte para acceder al
buen fruto de la tierra.
Segundo: está en nuestras manos cuidar el suelo y
ayudarlo a desarrollar lo bueno que sembramos.
Tercero: no te descuides. Toda maleza matará tu semilla,
toda plaga la devorará.
Cuarto: no hay fruto donde hay maleza; no hay crecimiento
donde hay plaga. No te equivoques, en un campo sembrado con buena semilla, no
tendrás contemplación frente a la maleza y la plaga.
Quinto: Ninguna semilla crece sin cuidado permanente.
Dale el sol, el aire y el agua justos. Cuida siempre tu cultivo.
Sexto: Para un fruto excelente, trabaja todos los días
hasta el último.
Séptimo: Cuéntale a todos los hombres que sólo serán
felices cuando se transformen en agricultores comprometidos con la buena
semilla”.
Foto tomada por el autor |
“EL MENSAJE”. Autor: Daniel Adrián
Madeiro *** Este material puede
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