Friday, January 04, 2013

PARÁBOLA DE LA ISLA DIMINUTA



En una isla diminuta hasta el extremo, rodeada por un océano interminable que la separaba de otras quizá habitadas, existieron varias razas de hormigas -rojas, negras y demás-, de tamaño realmente insignificante.
En sus comienzos, la escasa cantidad de estos insectos permitió una vida placentera para todas. Las unas poblaron los márgenes de un río, las otras las cercanías de un lago.
Con el paso del tiempo crecieron y se multiplicaron en tal forma, que grandes grupos, de distintos bandos, se vieron obligados a emigrar en busca de nuevos asentamientos.
Así comenzaron las primeras batallas.
Carentes de la capacidad de razonar adecuadamente y llegar a un acuerdo (al menos eso es lo que desprendo de los hechos) disputaron a muerte la propiedad de la tierra y sus riquezas. Las más fuertes ganaron la posición mientras que las más débiles huyeron a terrenos inhóspitos.
No tardaron mucho en reiterarse los enfrentamientos pues las comunidades volvían a crecer.
A todo esto se sumó la prepotencia de grupos intrínsecamente belicistas que arremetían contra pacíficos pobladores de otras zonas.
Hubo muchas guerras y muchas muertes; pero llegó a aceptarse como una parte de la vida.
Crecieron así, en la isla, millones y millones de hormigas de todo tipo, sin otra preocupación que cuidarse de sus enemigos y recolectar para sí la mayor cantidad posible de alimentos.
Pero las cosas no acabaron allí. También en el tema de la alimentación creció diariamente la cuota de insensatez.
En las comunidades que llevaban una vida signada por los enfrentamientos la preocupación por la comida las llevó a almacenar toneladas de vegetación, previniendo largos sitios.
Todos los lugares cercanos quedaron transformados en desiertos y los almacenes subterráneos no fueron otra cosa que simples pudrideros.
En tanto, las hormigas que vivían en regiones pacíficas también fueron atacadas por el estado de cosas en aquellas regiones y asoladas por hordas hambrientas que sembraban la devastación.
Paulatinamente, el caos creció en toda la isla con guerras totales y arrasamiento voraz.
Pocas sobrevivieron al holocausto; tan sólo para terminar devorándose unas a otras, pues era tarde para cualquier intento de solución.
Hoy aquella isla diminuta, es un páramo rodeado por un océano interminable, aislado de otros lugares en los que espero que no haya acontecido lo mismo.

HORMIGAS: los hombres. ISLA: la Tierra. OCEANO: el Cosmos. VEGETACION: los recursos naturales.

Foto tomada por el autor
“EL MENSAJE”.   Autor: Daniel  Adrián  Madeiro   *** Este material puede ser copiado, impreso, difundido  etc. sin cargo, libremente.  El autor no autoriza su uso comercial. --- Copyright © Daniel  Adrián  Madeiro.  Todos los derechos reservados. 

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