Seguramente, los cuestionamientos
sobre la verdad y la vida forman parte de tu existencia, tanto como de la mía.
En nuestra tarea de meditar las cosas nos enfrentamos a dudas y obtenemos
respuesta para unas y olvido para otras.
Tomé por costumbre destejer el
devenir, escrutar lo afirmado hasta hoy.
Perdí el miedo a descubrir una
falsedad en lo sostenido por siglos y encontré que siendo sincero con uno mismo
se comprende mejor el mundo.
Desde nuestros orígenes, los
hombres dimos rienda suelta al temor de enfrentar conocimientos nuevos, al
aplazamiento de los pensadores, a la dilación de la superación personal.
Aferrados a una actitud
indulgente, llegamos hasta el momento actual con una carga de problemas sin
resolver, agravados por la escasez del tiempo disponible.
Una lectura parcial de la
historia imputa como únicos culpables a los poderes e ideas religiosas que
predominaron en las distintas épocas; a las políticas gubernamentales; a las
culturas militaristas; al creciente interés mercantilista desarrollado desde
tiempos antiguos.
Esto es sólo una parte de la
verdad y, más aún, un velo que disfraza a los verdaderos responsables de
nuestra demora: NOSOTROS, y a sus fuerzas motoras: el MIEDO y la NEGLIGENCIA.
Tomamos por costumbre simplificar
el análisis de nuestro pasado culpando a los que nos precedieron.
Resolvemos nuestra situación
frente al porvenir poniendo en manos de las nuevas generaciones el compromiso
con el futuro.
Hallados los culpables de ayer y
los responsables del mañana, inspeccionamos desde el televisor o el diario,
reclinados en nuestro sillón, cómo se suceden los hechos.
Siempre se tuvo la oportunidad de
hacer algo que nos permita crecer, afirmarnos en nuestra calidad de racionales,
convertirnos en una pieza importante de este mundo y tener acceso a una mediana
igualdad.
Una marcada falta de interés por
ascender a lo más alto de nuestro espíritu postergó el nacimiento de una
humanidad más sabia y comprometida con el bien común.
Todos nosotros tenemos que ver
con lo que hoy pasa en la Tierra. Si, es
verdad: unos más y otros menos. Pienso
que queda muy escaso tiempo como para permitirnos un debate. En él se nos pueden ir los últimos minutos,
la oportunidad final. Hoy, todos
tendremos que hacer mucho más que mirar y hablar de lo que pasa.
Foto tomada por el autor |
“EL MENSAJE”. Autor: Daniel Adrián Madeiro *** Este material puede ser copiado, impreso, difundido etc. sin cargo, libremente. El autor no autoriza su uso comercial. --- Copyright © Daniel Adrián Madeiro. Todos los derechos reservados.
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